quarta-feira, 11 de janeiro de 2012

LA LEY DE LA ATRACCIÓN


- tía, la entrevista fue un suceso, quisiera tanto ese trabajo!
- visualízalo y te van a llamar
- como así visualízalo?
-si, prepárate para empezar a trabajar en ese lugar, imagínate ya en tu secretaria, entrando en el garaje, como si ya fuera una realidad.

De repente me vino a la mente un pasaje del libro El Alquimista, de Paulo Coelho. Decía algo más o menos así: “Cuando deseas algo con mucha fuerza, todo el universo conspira para que realices tu deseo”. Será?

Siempre pensé que mientras menos importancia le dábamos a las cosas que están fuera de nuestro control, más fácil seria que ellas ocurrieran, o por lo menos iríamos a sufrir menos si ellas nunca se realizaran. Nadie me enseño este principio, imagino que surgió en mí como una manera de controlar la ansiedad frente a un acontecimiento cuya obtención se escapa de mi control inmediato.

Recuerdo también un comentario en Facebook, hace algún tiempo atrás, donde alguien me decía que mi manera de ver las cosas, esa manera mía realista al estilo de Nietzsche, no tenía sentido porque la realidad está en constante movimiento, lo que hoy es supuestamente un escenario absoluto con un desenlace inevitable, mañana puede no serlo. Este consejo nunca se me olvidó y eso me ayuda a ser más optimista. Tengo todos los motivos del mundo para reconocer que es completamente cierto, mi resumé de vida es un ejemplo claro de ese movimiento natural de las circunstancias que generan cambios inesperados en la vida de una persona o en una realidad que aparentemente parecía condenada a otro destino. Ahora que pienso bien, ni sé porque no lo había pensado antes.

Vuelvo a La Ley de la atracción y lo hago desde un punto de vista bastante ignorante en la cuestión, el mio. Estoy segura que si me empeño en encontrar una respuesta en internet o algunos escritos en revistas o periódicos  voy a dar con criterios contradictorios y todos ellos basados en convicciones absolutas de este o aquel autor y con estudios más o menos controversias de esta o aquella universidad. Apenas con mi almohada quise consultar si esa postura de vida valía la pena o no.

Sobre la actitud optimista frente a una realidad que parece  absoluta en un determinado momento, no tengo dudas: vale la pena, porque aquello que en nuestra mente lo denominamos como absoluto, no es más que una posibilidad, es la posibilidad que nosotros  alcanzamos a ver pero que puede ser modificada por innúmeros factores que no conseguimos calcular desde nuestra pequeñez como seres humanos. Esta pasó el examen, esta probada y aprobada.
 
Ahora, frente a la actitud de idealizar e imaginariamente  asumir un hecho como adquirido sin que este tenga realmente ocurrido, tengo mis dudas. Hay un punto a favor de esta actitud: seguramente si ese acontecimiento se concretiza, estaré lista para asumirlo sin ningún esfuerzo porque en mi subconsciente él ya esta dado como hecho.  Pero el grande contra es: que hacer con el sentimiento de decepción si él no llega a ocurrir? Valió la pena la energía que se gastó en construir un escenario hipotético y mantenerlo vivo y alimentarlo como si eso fuera la llave del éxito?, no sé.

Voy a ponerlo en práctica, voy a dar mi mejor y después vos cuento que tal…

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